Por fin, con tres meses de retraso, puedo mostraros lo que hicimos para la comunión de mi hijo Alvaro. Y es que el tiempo se nos viene encima; hace poco no me daba tiempo a prepararlo todo para ese día y, sin darme cuenta, ya ha pasado todo este tiempo...en fin, que voy a descubriros que no sepáis ya.
Montones de galletas, que duraron un suspiro. Gustaron mucho, eso sí. Y han quedado como referente en mi producción para celebraciones. Aumentamos el tamaño y variamos formas; toma más protagonismo la oblea.
Y como siempre, un acabado esmerado. Mucho corazón en cada galleta, esta vez, como podéis suponer, con mucha mas razón.
Las presentamos en una agrupación con fondo de unos de sus personajes favoritos:
Y no podía faltar tampoco la tarta de chuches, una torre espectacular coronada por la foto de comunión. No es pasión de madre, claro, pero....¿a que está guapo?
Es una pasada Marisa, se ve que vas perfeccionando todo lo que sabes, ya mismo a producir a granel!!! Susana
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